El Aikido y la mente

Además de otorgar un placer físico proporcionado por el contacto humano,  tiene efectos psicológicos, ya que a través de él,  los sentimientos y las ideas se pueden expresar y comunicar. El compartir los movimientos puede conseguir que un grupo se sienta unido, en primer lugar porque no existe la presión de aprender un método de defensa sino el movimiento correcto, suave, fluido y relajado que, quizás pueda permitirme alguna vez proporcionarme la actitud mental correcta.

Si mentalmente alguien se prepara con un fin determinado como puede ser la defensa, su mente atraerá seguramente aquello que desea evitar, es decir la pelea (volviéndonos agresivos), es por ello que debe aprenderse como un juego, con una sonrisa y con alegría,  permitiéndonos abrirnos a otros pensamientos o ideas y ver que los puntos de vista pueden ser infinitos (como infinitos son los movimientos) y que debemos aceptar que otros también sientan y piensan y no necesariamente como nosotros. También es un medio para liberar las emociones y comprender que un estado relajado y centrado puede permitir obtener fuerza, potencia, resistencia, seguridad y promover la correcta relación con el entorno social sin perder de vista su propia posición en tiempo y espacio. Una mente abierta genera una disponibilidad de apertura ante cualquier situación de la vida.